La huella púnica

Hace poco tuve la oportunidad de ver un documental producido por History Channel sobre la historia del imperio cartaginés en el que, ante mi sorpresa mas absoluta, no se decía una palabra sobre Cartagena.

El fundador de la Cartago hispánica, asdrúbal, yerno de Amílcar

El fundador de la Cartago hispánica, asdrúbal, yerno de Amílcar

Sumido en la perplejidad, intenté razonar conmigo mismo en torno a las razones de tan mayúsculo olvido. Imagino que durante demasiado tiempo, la ciudad vivió de espaldas a su pasado antiguo, pero es bastante increíble que los americanos no conozcan la existencia de un yacimiento , la Muralla Púnica, que alberga los únicos restos cartagineses que pueden ser así considerados en todo el mundo, consecuencia de la fortificación a la que fue sometida la ciudad para defenderla de las acometidas de sus posibles invasores.

Lo que mas llama la atención es que el papel de su conquista hispánica fue realmente relevante en el transcurso de las Guerras Púnicas. La fundación de Quart-Haddast, la primigenia Cartagena, viene motivada por la derrota del imperio norteafricano en la primera de esas contiendas, que tuvo a Sicilia como escenario (241 a.c.). Tras perder esa batalla, los romanos exigieron a sus enemigos el pago de una satisfacción en monedas de plata. Los cartagineses, que ya eran buenos conocedores de la costa del sureste español, hallaron esa riqueza aquí. Esa fue la razón de que el dominio púnico de esta urbe tan solo durase unos pocos años, del 223 al 209 a.c., pues los romanos deseaban apoderarse a toda costa de esa fuente de riqueza tras haberles sido abonada la cuota exigida.

Restos de la antigua muralla púnica que cerraba Quart Haddast

Restos de la antigua muralla púnica que cerraba Quart Haddast

De la ciudad española partieron también las huestes de Aníbal en su fútil intento de acabar con el poder de Roma. Un ataque que sorprendió por lo inesperado de su planteamiento: en vez de organizar el tradicional asedio naval, el ejército formado por el hijo de Amílcar decidió, en un arranque de osadía, hacer lo mas difícil, cruzar los Alpes en invierno para finalmente detenerse a las puertas de la Ciudad Eterna, sin llegar a saquearla. Una renuncia que acabarían pagando caro, pues los romanos contratacaron un tiempo mas tarde, tomando la urbe que fue el centro del poder cartaginés en la península (209 a.c.).

Pero la razón de que los únicos restos cartagineses que merece la pena visitar se hallen en España, y no en la Cartago original, hay que buscarla en la tercera y última guerra púnica (149-146 a.c.). Hastiados del desafío que el imperio norteafricano suponía a la ambición totalitaria de Roma, y guiados por razones mayoritariamente mercantiles, un poco al modo de los que los Estados Unidos hizo en Irak, los romanos decidieron atacar la Cartago norteafricana. Este último enfrentamiento fue una operación de verdadero acoso y derribo; tras reducir la antaño poderosa capital cartaginesa a cenizas, los vencedores incluso ordenaron abrir zanjas por doquier y echar sal en ellas para que nada volviera a crecer allí, en un intento de borrar su memoria de la mente de los hombres.

La sorprendente topografía de la Cartagena antigua

La sorprendente topografía de la Cartagena antigua


Por eso, sostengo, es tan importante lo que se está haciendo ahora en la actual Cartagena: recuperar el legado púnico, sobre todo teniendo en cuenta lo que los arqueólogos e historiadores nos están diciendo en los últimos años: que los enfrentamientos entre los imperios romano y cartaginés fueron las auténticas guerras mundiales de la antigüedad.

Esto es lo que queda del antiguo puerto cartaginés en la actual Túnez

Esto es lo que queda del antiguo puerto cartaginés en la actual Túnez