El litoral murciano, frontera con el Islam

La torre de Santa Elena, en la Azohía

La torre de Santa Elena, en la Azohía

Hubo un tiempo en que toda la costa murciana ejerció de frontera con el islam. Si ya lo había sido desde siempre, a partir de mediados del siglo XVI, ese status se intensificó por dos razones. La primera, la alianza entre turcos y argelinos, que convirtió al Mare Nostrum en un mar musulmán. En segundo lugar tenemos el creciente desapego cristiano por los moriscos convertidos, en los que nunca confiaron, que terminó provocando un éxodo de éstos hacia las costas africanas, coronado con la expulsión total decretada en 1613. En cualquier caso, estos emigrantes forzosos resultaron ser excelentes guías de cara a preparar las incursiones de los piratas sobre el litoral murciano. A estos factores propicios se añadía otro, no menos relevante: la accidentada costa, que albergaba multitud de calas desprotegidas, ideales para el refugio momentáneo de los enemigos, cuyas huestes caían fulgurantemente sobre los campos lorquinos y cartageneros, no solo con el objetivo de hacer rapiña, sino también con la mente puesta en la captura de personas para su posterior venta como esclavos o, al menos, la posterior reclamación de una recompensa para liberarlos.

Torre Cope 1

La primera torre erigida, la de Cabo Cope (1873), todavía en pie

Por ello, a finales de esta centuria comenzaron a proliferar en el litoral las torres defensivas, sobre todo a raíz del levantamiento musulmán de las Alpujarras en 1568, rebelión que desembocó en una guerra de dos años y restauró de golpe y porrazo las olvidadas tradiciones fronterizas. La primera torre en ser construída, de las 36 solicitadas para toda la costa, fue la de Cope (1573), que todavía se erige en su emplazamiento original. Sin embargo, en nuestra opinión, la mas bella, por ubicación y diseño, es la de Santa Elena, levantada en uno de los extremos del Golfo de Mazarrón, sobre el cabo de la Azohía, y restaurada en los años 90 del pasado siglo XX. Otro aspecto reseñable es el sistema de comunicación entre la torres, organizado en base a fogatas: por ejemplo, las torres del litoral marmenorense (Estacio, Palos, Portman, Pinatar) se comunicaban directamente con el castillo de la Asomada, en Carrascoy, y éste a su vez avisaba mediante su correspondiente ignición a la capital del reino.

Begastri, la ciudad reencontrada

¿Quién, si se es aficionado a los viajes o a la arqueología, no ha soñado alguna vez con descubrir una ciudad perdida? Lo realmente sorprendente es que no haya que viajar a Sudamérica o Asia para cumplir ese anhelo, y algo así se pueda hacer en la mucho menos exótica Murcia.

Y es que, si el inquieto viajero se dirige al Noroeste de la Región podrá encontrar, a 3 kilómetros del pueblo de Cehegín, uno de los yacimientos arqueológicos de época tardorromana más importantes de la Peninsula Ibérica, que ha sacado a la luz la largamente buscada ciudad perdida de Begastri. En efecto, no fue hasta los años ochenta del pasado siglo cuando arqueólogos de la Universidad de Murcia descubrieron la existencia de un área urbana rodeada de murallas, ubicada sobre un túmulo conocido como Cabecico Roenas (por ruinas). De origen ibérico, el asentamiento adquirió status de municipalidad independiente durante la dominación romana, pero fue en la Antigüedad Tardía cuando alcanzó su máxima expansión e importancia como centro económico, político y religioso, en concreto a partir del siglo 4 d.c. y a lo largo de los períodos Bizantino y Visigodo (siglos 5 al 8 d.c.); incluso llegó a ser sede episcopal sustituyendo a Cartagena, y sus obispos asitían a los Concilios de Toledo, hasta que en el año 688 perdió dicha consideración. En el 713, y a resultas de la invasión musulmana, fue una de las famosas siete ciudades incluídas en el el pacto de Tudmir, firmado entre el líder visigodo Teodomiro y los nuevos dominadores. A partir de ahí, el declive: Begastri devino una comunidad mozárabe y durante los siglos XI y XII fue probablemente arrasada por los integristas almorávides, razón para que los habitantes supervivientes decidieran abandonar la plaza y fundar la cercana Cehegín. Sin embargo, y según estimaciones de arqueólogos locales, en su época de plena ocupación alcanzó una población de 12.000 habitantes.

Lo llamativo de los hallazgos realizados hasta ahora es que han permitido fijar la existencia de una ciudadela que tenía un complejo sistema de defensa, formado por dos líneas paralelas de muralla, de las cuales la interior poseía un grosor que llegaba a alcanzar los 5 metros. También parece probada la construcción en el siglo VII, en pleno período episcopal, de una gran basílica dedicada a San Vicente que desapareció tiempo después. De esto da cuenta el mas importante de los descubrimientos realizados hasta el momento, el del llamado Crismón Monogramático de Begastri; este tipo de cruces se utilizaban en la consagración de iglesias y altares y suelen encontrarse en necrópolis tardoromanas de los siglos IV y V. Mas reciente ha sido la recuperación de dos de las puertas monumentales de la ciudad, la Puerta Sur y la de Oriente; en esta última incluso fue hallado un sarcófago de mármol de carrara proveniente de Italia, al parecer importado por un rico cristiano habitante de la urbe.

El año pasado se abrió a los pies del yacimiento un centro de visitantes en el que se puede contemplar un video sobre la historia de la ciudadela, además de disfrutar con los mosaicos de técnica romana elaborados por escuelas-talleres de la cercana Cehegín. Los sábados y domingos es posible concertar visitas guiadas a un precio de dos euros, si bien solamente en español. Para hacerlo en otros idiomas, una buena idea sería contactar con Turismo de Cartagena y Murcia.(http://turismodecartagenaymurcia.es/index.php/es/caravaca-y-el-noroeste/visitas-guiadas-por-cehegin)

Mas info: http://www.turismocehegin.es/detallelugaresinteres.php?idLugaresInteres=44

La Bastida: un machu pichu de la edad de bronce

El yacimiento a vista de pájaro

El yacimiento a vista de pájaro

Recreacción del asentamiento hecha por un dibujante

Recreacción del asentamiento hecha por un dibujante

El yacimiento se encuentra al final de este barranco, intencionadamente oculto

El yacimiento se encuentra al final de este barranco, intencionadamente oculto

Una de las visitas guiadas por arquéologos

Una de las visitas guiadas por arquéologos

La balsa del asentamiento, la mayor obra hidráulica de la prehistoria en Europa

La balsa del asentamiento, la mayor obra hidráulica de la prehistoria en Europa

Enterramiento en urna

Enterramiento en urna

Uno de los ataúdes de piedra (cistas) ubicados en las viviendas

Uno de los ataúdes de piedra (cistas) ubicados en las viviendas

Hace más de 4.000 años, en torno al 2.200 a.c. una civilización localizada en el sureste español protagonizó un espectacular, y todavía inexplicable, salto cualitativo en su desarrollo como sociedad incipiente. En efecto, en tan solo 100 años, la llamada cultura argárica pasó de vivir en chozas de adobe a hacerlo en construcciones de piedra , y su tecnología de defensa militar se puso al nivel de la existente en otros lugares del mediterráneo, como Troya o Creta. El yacimiento arqueológico de La Bastida (Totana), recupera uno de las «ciudades escondidas» de esta civilización: en concreto, un asentamiento de mas 1000 casas y cuatro hectáreas de superficie, ubicado en una ladera aterrazada, en un barranco de difícil acceso, y rodeado de una impresionante muralla de piedra de 6 metros de altura que salió a la luz el pasado mes de marzo. Según el entusiasta equipo de jóvenes arqueólogos que trabajan «in situ» en el yacimiento, esta sociedad, que fue capaz de sobrevivir 600 años hasta su desintegración en torno al 1500 a.c., plantó el germen de los los primeros estados occidentales gracias a la implantación de un sistema de clases jeráquico y a la especialización productiva. Una de las características mas llamativas de su organización era la ausencia de necrópolis funerarias, pues acostumbraban a enterrar a sus muertos bajo el suelo de sus casas, ya fuera en urnas o en ataúdes de piedra rectangulares llamados cistas. El asentamiento fue capaz, además, de realizar la que se considera la mayor obra hidráulica de la prehistoria en Europa: una cisterna o balsa con capacidad para 360.000 litros de agua, destinada a regar los campos circundantes. La otra «estrella» del recorrido es la muralla descubierta recientemente, sobre todo porque sus dimensiones son tales que permiten abordar planteamientos hasta ahora impensables, como la posibilidad de una conexión entre el oriente y el occidente

Vista cenital de un almacén, ya musealizado

Vista cenital de un almacén, ya musealizado

del Mediterráneo que facilitase la implantación en nuestra zona de sofisticadas técnicas de defensas como las que evidencia este equipamiento militar, a saber: angosta entrada que se abría en embudo con poterna adyacente, estructura con unos 30 torreones (de los cuales se han descubierto 5) levantada en pendiente, muros macizos de 2

Otro de los restos funerarios hallados en el subsuelo de las viviendas

Otro de los restos funerarios hallados en el subsuelo de las viviendas

Recreación de la entrada de la muralla

Recreación de la entrada de la muralla

Los restos de los lienzos de la muralla que se están recuperando en la actualidad

Los restos de los lienzos de la muralla que se están recuperando en la actualidad

Estado actual de la entrada a la muralla

Estado actual de la entrada a la muralla

metros de espesor en el culmen y 3’5 en la base… Entre los objetos encontrados en las excavaciones destaca armamento innovador, como las alabardas, una especie de hachas con forma de pico que los hombres portaban de forma habitual.
El yacimiento, que afronta un proceso de cuidada musealización tal y como se aprecia en el recorrido, organiza una vez al mes visitas guiadas por su equipo de arqueólogos, en un intento de difundir la importancia de los hallazgos y apostar por su consideración como un referente del turísmo cultural en la zona. Para reservar dichas visitas hay que llamar a la Oficina de Turismo de Totana (968 41 81 51). También es importante reseñar la constitución, de cara a luchar por estos objetivos, de la Asociación de Amigos del Yacimiento Arqueológico de la Bastida (Asba), abierta a todo el mundo, cuyo facebook es ASBA de Totana.